Parecía ser un barco fantasma, las velas tenían muchos agujeros, había huesos y cráneos por todas partes. De repente, los huesos y cráneos empezaron a levitar en el aire y se recompusieron en varios esqueletos. Roberto, Nuria y Machete tenían ante sí a una tripulación pirata en forma de zombis.
Fueron descubiertos por éstos y llevados a la típica pasarela que hay en los barcos pero en esta ocasión no había agua debajo de ella, sino tierra. No podían escapar, estaban amarrados con una gruesa cuerda y con nudos marineros. Fueron empujados al vacío pero tuvieron la suerte de agarrarse al ancla, que colgaba de uno de los laterales del barco y lograron subir por la popa del mismo.
Se escondieron en varias cajas grandes que había llenas de bebidas alcohólicas y otras mercancías hasta que los zombis se distrajesen. Entonces se dispusieron a buscar los camarotes. Los encontraron pero, antes de poder llegar a ellos, se les apareció el fantasma del capitán del barco y empezó a perseguirles, obligándoles a correr bastante hasta que pudieron entrar en uno de los camarotes y cerrar la puerta por dentro.
A pesar del miedo que se notaba en sus cuerpos, decidieron que intentarían dormir. Según el reloj de Machete, eran las dos de la madrugada. De repente, en medio de la oscuridad del sombrío camarote, volvió a aparecer el fantasma del capitán.
¡Pagaréis los errores del pasado! - decía éste.
¡¡PAGARÉIS LOS ERRORES DEL PASADO!! - vociferaba el capitán fantasma.
Debido al grito y a que esa frase ya la habían oído antes, se despertaron y para su sorpresa, el capitán fantasma se había quitado el sombrero y era ¡¡EVA!!
¿¿EVA?? - preguntó tímidamente Nuria.
Yo no sé quién es esa persona, yo soy la capitana Yolanda Pelorrosa de los Siete Cielos - dijo el fantasma.
La capitana Pelorrosa sacó una botella de ron de su bolsillo y comenzó a beber de ella. Acto seguido, desenvainó su espada e intentó atacar a los tres.
Roberto, el apocado, cogió un hueso de los que había tirados en el suelo y comenzó a luchar contra ella pero no había nada qué hacer, no podía hacerle daño ni matarla porque ya era un fantasma. ¿Qué podía hacer?
Luchó durante muchas horas, ésta prácticamente no se inmutaba y Roberto ya se encontraba bastante agotado físicamente. Entonces decidió pensar en algún plan, ya que era experto en situaciones límite.
Aprovechó que la capitana Pelorrosa había parado un instante para beber de su botella de ron. Entonces le vino la inspiración.
Como los fantasmas son sombras, se le ocurrió que deberían navegar hacia un lugar donde fuese de día casi todo el tiempo. Sólo tenían dos opciones: Polo Norte o Polo Sur. Estaban en junio así que decidieron tomar rumbo al Polo Norte.
Roberto siguió luchando contra el fantasma mientras que Machete intentaba tomar el timón pero un ejército zombi intentaba impedírselo.
Cogió la espada láser que había guardado de sus aventuras anteriores y un rato después logró deshacerse de ellos. Por fin logró tomar el mando del barco. Estaba como poseído y resultaba bastante agresivo.
¡Ahora mandamos nosotros, Capitana Pelorrosa! - dijo amenazante Machete
El fantasma ardía de ira y, en un descuido de Machete, consiguió atar a Roberto y Nuria al mástil más alto del barco, donde merodeaban varios buitres esperando una tragedia inminente.
Los dos gritaban y lloraban pero nadie les oía. Machete estaba tan absorto en la navegación que no se dio cuenta de lo que pasaba.
Varios días más tarde, llegaron al Polo Norte. Ese era el tiempo que llevaban Roberto y Nuria amarrados al mástil. De repente de la nada surgió un iceberg que hizo que el barco encallara en un glaciar de hielo.
Los dos salieron despedidos hacia el mismo y tenían delante de sí kilómetros y kilómetros de hielo. La historia se volvía a repetir otra vez.
Comenzó a amanecer y de repente el fantasma empezó a arder y el barco desaparecía lentamente. La luz del sol, cual vampiro, le había afectado bastante a la capitana Pelorrosa que intentaba por todos los medios cumplir con su misión.
Pero eso no era todo, Machete seguía en el barco.
¡¡MACHETE, SAL DE AHÍ!! - gritaba Nuria.
Éste salió de su inconsciencia y saltó al agua helada. Poco más tarde, el barco desapareció sin dejar rastro pero no así el fantasma que se agarró a la pierna de Machete.
Esto era muy extraño: si era un fantasma, ¿cómo había podido hacerlo?
Sin más remedio, Roberto y Nuria sacaron a Machete del hielo y al hacerlo también salvaron a la capitana Pelorrosa.
¡Capitana Pelorrosa, prepárate! - advirtió Machete
¿Pelorrosa? ¿Quién es esa? ¿No os acordáis de mí? Soy vuestra amiga Eva.
Eva había recuperado su identidad, estaba totalmente viva pero, ¿cómo?
De repente, surgió un agujero en el hielo y un vórtice temporal arrastró a los cuatro(Eva incluida) hacia una nueva aventura.
