Miraron a su alrededor pero todo era arena, como si estuvieran en cualquier playa o en un desierto. No se explicaban cómo habían ido a parar allí ni dónde se suponía que estaban.
Javier, el seguro de sí mismo y Machete, el duro, decidieron inspeccionar el lugar. Era como un volcán gigante con muchos cráteres, era muy extraño. Pero no estaban asustados, se sentían cómodos en ese lugar como si lo conocieran de siempre y pensaron que se habían vuelto locos al caer por el agujero del vórtice. Llamaron a Roberto y Nuria, los cuales se habían quedado atrás por precaución y comenzaron de nuevo la marcha.
De repente, se encontraron con una nave interestelar de un tamaño bastante exagerado. Pero estaba vacía, no había nadie dentro y además estaba bastante dañada por uno de los laterales. ¿A qué peligros se enfrentaban?
Siguieron caminando hasta que encontraron un extraño lugar, como una posada, pero que podía flotar en el aire. Sintieron un gran escalofrío y una corazonada de que corrían peligro si se acercaban allí pero aparcaron el miedo y decidieron entrar en la posada.
Al cabo de varios minutos, Roberto el apocado, decidió salir de allí temiéndose lo peor y tenía razón. La posada se transformó en un monstruo bastante grande y asqueroso que se tragó literalmente a Javier, Machete y Nuria, sin que él pudiera hacer nada para impedirlo.
Roberto, que también era experto en situaciones límite, empezó a disparar contra el monstruo con una pistola láser que había encontrado antes al lado de uno de los cráteres, pero todo fue en vano. Entonces tuvo una idea bastante más asquerosa: entrar por su trasero.
Lo intentó una y otra vez pero era machacado por la cola del monstruo de forma brutal hasta que en un descuido de este último, lo consiguió. Fue un viaje espeluznante a través de membranas y cosas raras hasta llegar al estómago, donde estaban sus compañeros en una especie de bolsas colgando del techo del estómago. Cogió la pistola láser y cortó las membranas que los unían al techo y los liberó del asqueroso cautiverio.
Pero ahora tenían otro problema: ¿cómo saldrían de allí?
Roberto tuvo otra idea. Todos comenzaron, aunque con bastante asco, a hacerle cosquillas al monstruo en sus entrañas para provocar un estornudo o el vómito y que ésto les hiciera salir del estómago del asqueroso ser que les había tragado ya hacía varios días atrás.
Lo consiguieron. Poco después estaban fuera, en la arena del extraño planeta. Miraron a los lados y el monstruo había desaparecido y a su vez apareció la posada de verdad, esta vez anclada al suelo. Una vez más, decidieron entrar en ella y cuál fue su sorpresa cuando se reencontraron con un antiguo conocido: Fashion Girl.
¿Qué hacía allí?¿No había muerto en el líquido verde y viscoso?
