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Capítulo 7: Atacados y secuestrados

Verano de 2020

Nuestros amigos llevaban diez años de terribles aventuras.

Después de escapar del planeta de la posada maldita, cuatro de ellos consiguieron volver al sitio donde empezó la historia, a la isla del Caribe donde estaban de vacaciones. Pero todo era diferente, la isla parecía un glaciar ya que estaba totalmente congelada. Había osos, pingüinos y esas cosas, algo raro en ese lugar.

Aterrizaron en ese extraño sitio por obligación ya que no les quedaba apenas combustible. Pocos minutos después, debido al cambio brusco de temperaturas, la nave explotó en mil pedazos. Se vieron obligados a buscar un refugio y al no encontrar nada, decidieron construir un iglú ya que había hielo de sobra al ser un glaciar.

Cuando terminaron ya se había hecho de noche e intentaron dormir algo.

Apenas varias horas después, escucharon varios sonidos extraños. Salieron del iglú para ver de dónde provenían los mismos y se dieron cuenta que eran los pingüinos los que emitían esos sonidos. Pero, sin quererlo, fueron sorprendidos por éstos. No eran pingüinos normales, sino mutantes provocados por no se sabe qué razón.

A diferencia de los normales, éstos sí podían volar, tenían garras y lanzaban rayos láser de los ojos y la nariz, cosa que pudieron comprobar los cuatro ya que fueron atacados por los pingüinos con bastante saña. Éstos emitieron un extraño sonido y aparecieron osos polares y zorros árticos pero todos tenían alguna mutación.

Los osos comenzaron a dar patadas y puñetazos y los zorros a dar mordiscos. Los cuatro, malheridos por los ataques de tres tipos de animales mutantes de los glaciares, intentaron escapar pero del agua helada surgió una barrera de morsas, imposible de superar ya que cada una pesaba alrededor de una tonelada.

En un despiste de las morsas, nuestros amigos consiguieron escapar con tal mala suerte que pisaron hielo blando y cayeron al agua congelada y allí se quedaron durante un tiempo inconscientes.

Cuando despertaron poco después, vieron que debajo de ellos tenían un ejército de pirañas dispuestas a devorarlos si no salían del agua rápidamente así que se apresuraron en salir pero Javier, el seguro de sí mismo, resbaló y una piraña le mordió en una pierna.

Llamó a Roberto que era el experto en situaciones límite, éste lo sacó del agua y le aplicó los primeros auxilios pero a pesar de todo, perdió dos dedos del pie. Malherido y dolorido,

Javier se había salvado de una muerte segura aunque no podía cantar victoria ni los demás tampoco.

Cuando ya parecían estar a salvo de ataques, un ovni apareció en el cielo. Eran los alienígenas del planeta de la posada maldita que los habían seguido y la cosa es que Fashion Girl estaba con ellos.

Fueron inmediatamente a refugiarse al iglú que habían construido justo al llegar a la isla de hielo pero éste fue desintegrado antes de que pudieran llegar a él. Estaban atrapados sin saberlo, no tenían escapatoria.

La única forma de escapar era bucear en el mar congelado pero se exponían de nuevo a ser devorados por las pirañas. Con lo que les había costado librarse de ellas, decidieron ser secuestrados por los alienígenas. Del ovni salió una luz de un color verde amarillento y succionó a los cuatro hacia el interior de la nave. Ahí fueron encerrados en unas cápsulas transparentes, las cuales llenaron de un líquido amarillento que los cubrió por completo.

Roberto, el apocado, no quería ser ahogado por el líquido e intentó romper la cápsula, algo que logró después de varias horas. Consiguió salir de la cápsula y fue en busca de la sala de control. Los pasillos estaban vigilados por seres bastante asquerosos: dragones de varias cabezas, serpientes y muchos más. Una de esas serpientes intentó estrangular a Roberto pero éste encendió su mechero y le produjo una quemadura al reptil e hizo que se fuera.

Después de más de diez horas y el ataque de varias criaturas más, Roberto llegó a la sala de control. Era una inmensa habitación llena de pantallas y cables. ¿A dónde se debía dirigir?

De repente, se encontró un papel en el suelo, como una especie de pista que decía: Green 4 Pink Red 8 On Blue 6 Orange.

Parecía ser una especie de secuencia o algo parecido, decidió pulsar los botones que decía el papel: primero el verde, luego el 4, a continuación el rosa, el rojo, el ocho, el botón de encendido, el azul, el seis y por último el naranja.

Después de pulsar esta secuencia, empezó a sonar una alarma por toda la nave: ¡Código Rojo! Era la frase que repetía la máquina sin cesar.

Roberto salió corriendo hacia donde estaban sus compañeros, ya liberados de la cápsula y del líquido amarillento.

Justo antes de ser de nuevo atrapados por los alienígenas, otro vórtice volvió a aparecer en el suelo de la nave y los arrastró hacia un nuevo destino.

¿Cuál sería esta vez?



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